Orlando In Taberna


Orlando Araujo

Orlando Araujo. Fotografá Anónima. Archivo Digital Departamento de Patrimonio-IAMCYPA

Leonardo G. Ruiz
Red de Escritores-Barinas / Especial

Nadie, ningún critico, ningún lector profano que conozca siquiera por encima – como suelen a hacer mas ciertos “críticos” que muchos lectores silvestres – la obra ensayista  o narrativa de Orlando Araujo, se atreverá afirmar que sus crónicas son mero resultado de eso que el abstemio Arturo Uslar Pietri llamó, por no tener otro eufemismo a mano, “daño de la taberna”.

Según el envidioso Uslar, los talentos damnificados “in taberna” habrían sido víctima de una improductiva bohemia llena de alcoholes caros y baratos – como ni la vida literaria francesa ha conocido; lo dice él,  formado y reformado de pies a cabeza en Paris. Vaya con Uslar, tan sabedor de vainas importantes y complicadas y tan hecho al pendejo con respecto a las más sencillas! Esa visión uslariana llevo al mismísimo Ludovico Silva – otro ebrio-literato-marxista empedernido – a comer los casquillos del encasillamiento burgués y empiyamado del autor de Las Lanzas Coloradas y La isla de Robinson. Don Arturo, como su prima Alicia, fueron de los que, en el país de sus maravillas aunque por pudores distintos, bebían sus copitas de coñac o de champán ya en zapatillas levantadoras, ya a punto de acostarse.

Entre algunos de los impactos del “daño de la taberna” en el ensayista, narrador,  crítico literario, poeta y militante revolucionario Orlando Araujo, podemos citar, por no dejar la siguiente ristra de “desperdicios”: Lenguas y creación en la obra de Rómulo Gallegos (1955), Juan de Castellano o el afán de expresión (1960), La palabra estéril (1966), Operación Puerto Rico sobre Venezuela (1867), Venezuela violenta (1968), Situación Industrial  de Venezuela (1969), Compañero de viaje (1970), Manuel Vicente Pata Caliente (1971), Narrativa venezolana contemporánea (1972), sobre integración latinoamericana (en colaboración con Armando Córdova, 1973), Contrapunteo de la vida y de la muerte.

Ensayos sobre la Poesía de Alberto Arvelo Torrealba (1974), En letra roja: la violencia venezolana literaria y social (1874), Antonio Arráiz (en  colaboración con Oscar Zambrano U., 1975), 7 cuentos (1977), Los Viajes de Vicente Miguel Pata Caliente (1977 también) El niño que llego hasta el sol (1979), La obra literaria de Enrique Bernardo Núñez (1980), Barinas son los ríos, el tabaco y el viento (1980), Crónicas de caña y muerte (1984), Viaje a Sandino (1985), entre varios otros. Y para ubicar un poco mejor al tipo, agreguemos algunos datos de su “prontuario”, tomados al azar. Orlando Araujo, nacido el 14 de Agosto de 1928 en         Calderas (aunque Boconó, Trujillo y Niquitao se disputan su oriundez) fue una figura clave de la vida intelectual de la segunda mitad del siglo XX venezolano, desde que a los 27 años de edad publicó Lengua y creación de la obra de Rómulo Gallegos, libro que hasta hoy, como otros suyos, ha alcanzado no se cuántas veces ediciones, sin contar las piratas.

Varias circunstancias hicieron posible que Araujo se granjeara, rápido, espacio y prestigio en las letras venezolanas y latinoamericanas. En primer lugar, hay que destacar su precoz formación académica: estudió simultáneamente Economía y Letras, obteniendo en ambas carreras, en  1953, los mayores lauros que confiere la Universidad Central de Venezuela; muy joven todavía, realizó un doctorado en Nueva York, de donde egresó a ejercer efímeras y sucesivas funciones directivas en empresas estables y privadas, cargos que dejaría por razones políticas y para dedicarse por entero a la docencia, al periodismo militante y a escribir. Orlando se convertiría, desde los tempranos 60, en uno de los mayores animadores intelectuales de las causas progresistas del pueblo; y se haría socialista hasta la muerte. Testimonio de su compatibilidad política son los periódicos que dirigió en esos años violentos, el venezolano, Extra, Que pasa en Venezuela; sobre todo éste último, por una de cuyas ediciones fue  a dar al Cuartel San Carlos con todo y juicio militar. También habría que mencionar su irreverencia permanente, la vitalidad de su carácter, la rabiosa ternura de su franqueza intelectual, la fuerza de su escritura y, no faltaba más, como dato “extraliterario” el profundo sentido de la amistad y la solidaridad que lo distinguió de igual modo entre un verdadero ejército de personas de distintos extractos sociales académicos y culturales. Y aun más: la pasión de Orlando por el universo mágico de niños y jóvenes, para quienes escribió algunas de sus más bellas páginas e inventó aquel personajes, casi antihéroe de la desigual Venezuela petrolera, Miguel Vicente Pata Caliente, quien protagoniza toda una saga ya inscrita en el imaginario de la edad de oro venezolana.

Como ensayista, crítico, profesor universitario y periodista (el periodismo lo ejerció en radio, prensa y televisión), Orlando Araujo abordo los mismo temas candentes de política y economía que de historia, sociología y cultura contemporáneas.

Acerca de SAMHUR / Samuel Leonardo Hurtado Camargo

Historiador
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